Si has estado alguna vez en la cabina de un aeroplano, habrás visto el apabullante despliegue de equipo. Nos parece mentira que alguien pueda entender todos esos instrumentos. Pero todo se reduce a la experiencia. Por eso los pilotos saben a qué interruptor tienen que dar. Con el tiempo, concentración y esfuerzo, hasta las cosas más complicadas se vuelven sencillas. Siempre hay algo que aprender. La mágica superluna del equinoccio te anima a que preguntes cualquier cosa que no sepas. Tu capacidad para absorber nueva información es inmensa.