Cierra los ojos e imagina que estás en una sala llena de tesoros apilados desde el suelo hasta el techo y de pared a pared, con riquezas de toda clase y forma. Una extraña serie de sucesos te han llevado hasta allí y no estás muy segura de si han sido buenos o no. Luego, por el rabillo del ojo, captas el movimiento de la cola de un dragón. Ya está. Se acabó. Pero el dragón sonríe y, en perfecto español, se ofrece a dártelo todo. A medida que Venus y Neptuno se vinculan, la situación en que te encuentras actualmente, da un giro radical de extraña a extraordinaria. ¡Confía en ella!
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