Eso de la imparcialidad no existe. Por mucho que intentemos ser justos y estar iluminados por el conocimiento que sólo el verdadero equilibrio puede aportar, cuando entran en juego cuestiones personales nos ponemos nerviosos. ¿Cómo podemos mordernos la lengua y ser objetivos acerca de algo que afecta a nuestros seres queridos o nuestras creencias fundamentales? Hay cuestiones de principios por las que vale la pena luchar. El simple hecho de aspirar a una conciencia más elevada te acercará más a un ideal de lo que alguna vez creíste posible.