Seguro que hay alguna clase de comida que te encanta y que los demás encuentran desagradable. Y hay tipos de música que te resultan inaguantables y que otras personas disfrutan escuchándolos. Entonces, ¿hace eso que esté mal que te guste lo que te gusta o que otras personas prefieran cosas que tú no aprecias? Por supuesto que nuestros gustos son personales. De la misma forma que no te apresurarías a conseguir una entrada para un espectáculo al que no quieres ir, tampoco deberías sentirte obligada por la presión social a hacer algo que no quieres hacer.