Prácticamente has resuelto un problema que te ha estado atormentando. Bueno, al menos en tu cabeza. Ya sabes qué es lo que quieres exactamente de una situación. Lo que pasa es que no tienes totalmente claro la manera de llevarlo a cabo. Los recursos parecen estar dispersos y, aunque te has pasado horas ideando fastuosos planes para solventar este problema, ninguno parece estar funcionando como a ti te gustaría. Pero no tienes por qué preocuparte. Dentro de muy poco te darás cuenta de que ya estás en una posición mucho mejor de la que podrías haber imaginado.