Tu lealtad es legendaria. Ni se te pasaría por la cabeza darle la espalda a alguien que necesite ayuda o ignorar un grito de socorro, por muy difícil que sea la situación. Sin embargo, algunas veces esta determinación a mantenerte firme, tanto en los buenos tiempos como en los malos, puede suponer un problema. Por ejemplo, puede hacer que te aferres a escenarios estresantes, algunas veces mucho después de haber superado el punto en el que deberías haberte desentendido. Que te niegues a rendirte es una cosa, pero decidir que nunca vas a renunciar es algo completamente distinto.