La gente piensa que un templo es un cuerpo y no un edificio. Lo cierto es que es ¡nuestro cuerpo! Si lo tratamos con el mismo respeto que le damos a un santuario religioso, lo cuidaremos mejor. Esto quiere decir que comeremos cosas sanas y que haremos todo lo posible para mantener el cuerpo, lamente y el alma en perfectas condiciones. Es una gran teoría… y seguro que provoca escalofríos a los vendedores de comida rápida. Pero hoy no hace falta que vayas tan lejos. Si tienes buenos pensamientos, sentirás la felicidad que te mereces.
CONTACTAR
Al realizar el envío de un correo a esta dirección, acepta el Aviso Legal y la Política de Protección de Datos