A los humanos nos resulta fácil dejarnos llevar por las emociones. Todo está tranquilo y en un minuto es como si tuviera que pasar algo y, de repente, nos vemos superados por la situación. Lo mismo da que sea alegría o enfado, felicidad o tristeza, no es prudente ni sano intentar suprimir estos sentimientos. Lo que todos estamos obligados a hacer es a pararnos a pensar en el efecto que podrían tener nuestras emociones en la gente de nuestro alrededor. El equinoccio te permite evaluar una situación delicada. Si eres prudente podrás estimular la curación.