No sorprende que muchos reyes antiguos se hicieran dioses del Sol. Tiene que ser increíble ser el Sol. Estar en el centro de todo, con todos los planetas girando sobre sí mismos al tiempo que dan vueltas a tu alrededor, cada uno a una distancia y una velocidad diferentes a las de los otros Podrías ver los patrones desplegándose y repitiéndose, sabiendo que eres la causa de esta gran danza cósmica. Sin embargo también serías incapaz de detenerla. El drama que se está desarrollando a tu alrededor tiene cierto aire de fatalidad. Por suerte, puedes permitir que suceda. Se resolverá solo.
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