Desde la Edad Media hasta la época victoriana, la fisonomía era considerada una importante rama de la ciencia. Al leer las curvas del cráneo, la profundidad de la cuenca del ojo o la palidez de su tez, los “expertos” podían saber todo lo habido y por haber acerca del carácter de una persona. Hoy en día somos un poco más sofisticados. Sabemos que la belleza es sólo superficial. Y desde luego que no juzgamos los libros por sus tapas. Pero incluso en esta época nuestra de tantos adelantos, el estilo puede ser más atractivo que la esencia. No caigas en eso este fin de semana.