A diferencia de los animales o las máquinas, los humanos nunca estamos satisfechos. Nos preocupamos por situaciones que no tenemos esperanza de controlar. Hacemos locuras en nombre del amor. Pensamos que la hierba es más verde al otro lado de la tapia y que siempre hay otro horizonte por explorar. A los ordenadores les da igual lo eficientes que puedan ser. A los perros no les inquieta perseguir el conejo equivocado. Esta semana te trae el recordatorio por parte del cosmos de que puedes recurrir a un remedio innato que no te falla nunca. Lo tienes a toneladas. Se llama sabiduría.