Igual que los gatos, siempre caes de pie. Sin pensar hacia dónde te diriges, algunas veces llegas al lugar correcto y consigues resultados incluso cuando ni siquiera estás pensando en qué hacer. Por otro lado, seguir un plan y tener el control tienden a hacer que te sientas tensa. Cuanto más te concentras, más parece haber en lo que concentrarte. Incluso en ese caso, las cosas saben cómo no salir exactamente tal y como deberían. Por lo tanto, ¡espontaneidad es la respuesta! Todo lo que tienes que hacer es relajarte y hacer lo que te parezca correcto.