Muchas veces nuestros motivos para hacer cosas no son tan evidentes como parecen. Pasamos a la acción porque “no” hacerlo podría causar más problemas de los que tendríamos al ponernos manos a la obra. Aunque no hay mucho placer en estas tareas, podemos llegar a apreciar más las situaciones comprometidas en las que nos encontramos, que algunas de las opciones con las que hemos intentado satisfacer nuestras propias necesidades. Tanto si estás por casualidad en tus circunstancias actuales como si es a propósito, ahora estás en una posición buena.