Cuanto más cerca estamos de un momento importante de nuestra vida, menos inclinados nos sentimos a salir corriendo. Sobre nosotros se extiende cierto sentimiento de fatalidad. Reconocemos la sensación de tener una cita con el destino. A nadie le gustaría dejar a la Diosa o el Dios del Destino solos, ¡con la sensación de que han sido olvidados! Sin embargo, por el momento los acuerdos parecen provisionales. El destino no ha dejado sus planes completamente en claro. Todavía tienes tiempo para cambiar de opinión y retroceder. Pero una reunión bajo la Luna Llena es muy prometedora.