En cuanto oímos a alguien gritar, nos ponemos a la defensiva. Aunque no tenga nada que ver con nosotros, no podemos evitar preguntarnos qué estará pasando… si alguien está en apuros o si tenemos que hacer algo. Entramos en un estado de vigilancia elevada, aun cuando nos demos cuenta de que esa persona simplemente está llamando para avisar a otra de que ha llegado. En agosto no aplaces la exploración de una idea que tiene posibilidades de salir bien sólo porque te la estén poniendo en un todo desagradable. Este mes centra tu atención más en el contenido que en el estilo.