Te has acostumbrado tanto a llevar un fardo a cuestas que ya casi ni te das cuenta de cómo ha afectado esto a tu espalda y acortado tus pasos. Ahora, conforme avanzamos hacia el solsticio, dispones de ayuda. Se te está ofreciendo una salida. Para poder aceptarla, tu reto está en superar tu sentido de independencia. ¡Y no es poca cosa! No dejas de decirte que este fardo es tuyo y que es cosa tuya cargar con él. Pero esta carga no va a desaparecer de buenas a primeras. Sólo se reducirá. Y como resultado de eso, tú irás más erguida.