La gente raras veces comprende todas las consecuencias de su poder. Y muchas veces son los comentarios más descuidados y desconsiderados los que causan dolor. Las opiniones a medio formar, expresadas con convicción en el calor del momento, pueden convertirse rápidamente en creencias arraigadas que hay que defender a toda costa. Es algo de lo que todos somos culpables – con o sin malicia – y con lo que, además, nos podemos confundir y convencer. No caigas en la trampa de ponerte falsos objetivos que te sientas presionada a llevar a cabo. Hoy cuidado con a quién escuchas