Vivimos en un mundo “instantáneo”. Todo esta a la distancia de un clic, se puede hacer en el microondas en nada de tiempo y cambiar con sólo dar al mando a distancia. Aunque en esto hay algunos aspectos buenos, esta vida de satisfacción rápida tiene sus desventajas. Corremos el peligro de perder nuestra capacidad para apreciar el sentido natural que tienen las cosas para ocurrir a su debido tiempo y que algunas necesitan hacerlo lentamente. Está claro que te sientes tentada a meterle prisa a un proceso que profundiza una relación valiosa. Pero puedes permitirte el lujo de dejarla desarrollarse sin más.