Nos resulta difícil no juzgar a los demás. A pesar de nuestras mejores intenciones, parece que nos comparamos y sacamos conclusiones. “No juzgues y no serás juzgado” tal vez suene como una enseñanza anticuada, pero ahora es tan relevante como siempre lo fue. Todos reconocemos ese presumido sentido de superioridad, que, a un nivel profundo, es tan incómodo. Sin embargo, hoy estamos celebrando el amor. Todo lo que tienes que hacer es ser consciente de tus expectativas. Si mantienes una actitud libre de prejuicios, te sorprenderás, de una manera muy agradable.

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