¿Ha ido algo mal? ¿Necesitas pedir perdón? ¿Has hecho algo que no deberías haber hecho? ¡Para! Déjate de esa clase de preguntas desafiantes. Te sientes culpable por algo sin necesidad. En lugar de lamentar una decisión que tomaste o algo que hiciste, tienes que ser consciente de que hiciste lo que hiciste porque era lo mejor que podías hacer en ese momento. Tu decisión fue a la vez razonable y perdonable. Hoy piensa en lo que has hecho bien… ¡y alégrate de ello!