El tiempo, igual que un tren, se mueve por unas vías, llevándonos a todos a la misma velocidad. Mientras que algunas personas se contentan con sentarse y disfrutar del paseo, la mayoría de nosotros pasamos por periodos en los que intentamos llegar al frente para poder apearnos antes. Otras veces nos gustaría sentarnos tranquilamente en el vagón, o mantenernos en segundo plano. A pesar de que podemos elegir libremente nuestra posición y nuestras perspectivas, no podemos controlar la velocidad del viaje. Si te preocupa la dirección que estás tomando, la superluna es una garantía de que vas por buen camino.