El alcohol lleva a la gente a hacer cosas que de otro modo no harían. Entonces ¿es el alcohol el culpable? ¡No! No hay un cóctel suficientemente potente como para darnos un deseo que no tengamos ya. Y el cosmos es igual. Los planetas podrían ser capaces de desatar deseos e impulsos ocultos, pero ninguna cantidad de empujones o tirones transformará una vida que quiera ser transformada. Tienes para elegir: puedes resistir el encanto de los planetas y seguir al control, o ceder. Sabes, en lo más profundo de tu corazón, lo que debes hacer.