La gran pregunta es, ¿hasta dónde estás dispuesta a ir para conseguir el cambio que deseas? El mero hecho de contemplar la idea de revisar una parte importante de tu mundo es un poco como ir a la compra. Hacemos una lista con lo que realmente queremos y luego estimamos lo que nos va a costar. Suele ser alrededor de este punto cuando empezamos a pensar en que podemos buscar otras opciones que se ajusten mejor lo que nos podemos gastar. Es importante poder comprometerse. Pero hoy hay sobre el tapete una oferta que no deberías rechazar.